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El pigmento sagrado de la India

M. Wong


“Cuerpos de luz, corriendo en pleno cielo, cristales de amor amarillo…”

Gustavo Cerati


El amarillo es quizá el más importante de los colores, ¿la razón?, se asocia directamente con la luz del Sol, con la calidez que emite y la abundancia que provee. Es el más luminoso del espectro que de igual forma puede simbolizar la llegada de la primavera, la riqueza de un rey, felicidad y optimismo así como puede ser una señal de alerta, peligro o traición. Bien se dice que el que de amarillo viste… en su belleza confía. Este color ha sido una constante dentro de la paleta artística gracias a los pigmentos primitivos como las tierras y ocres. Pero el día de hoy hablaremos de uno de los pigmentos más enigmáticos debido a su “peculiar” origen.


Europa conquistada por un color misterioso


Hace mucho, mucho tiempo, bueno más bien por ahí del siglo XVIII, un artista se encontró con un pigmento amarillo espectacular, uno de los más vibrantes que se hubieran usado nunca, semi translúcido e ideal para usar en combinación con el óleo o la acuarela. Roger Dewhurst es quizá el primero en indicar que usó este extraño amarillo traído de las exóticas tierras de oriente en 1786, de ahí en adelante este pigmento se transformó en uno de los favoritos de los pintores flamencos e ingleses, sobre todo porque se convirtió en una opción menos tóxica que su popular competidor el amarillo de plomo-estaño.



Para 1840 el “amarillo indio” ya formaba parte del catálogo principal de la compañía Winsor & Newton y para 1905 ya formaba parte de un estudio serio realizado por Eibner que caracterizaba a los pigmentos de acuerdo con su resistencia a la luz solar, determinando que este pigmento era uno de los mejores para usar en acuarela, además de presentar un brillo y profundidad excepcionales al ser usado con otros medios. Pero durante muchos años el misterio alrededor del pigmento permanecía ¿Cuál era el su origen? ¿Cuál era el secreto de su manufactura? A pesar de algunas claras señales olfativas, las respuestas permanecieron ocultas mientras cautivaba a los artistas que buscaban sus propiedades visuales como la laca final de los detalles primordialmente en sus paisajes.


El tesoro Hindú, un secreto perdido


Lo único de lo que se tenía certeza era que el amarillo indio provenía de algún lugar de la India siguiendo la ruta comercial de Calcuta. Sin embargo, pese a los esfuerzos de los mercaderes europeos, el secreto del origen del pigmento estaba bien guardado, al grado de que sólo algunos “elegidos” tenían idea de la receta para elaborar el preciado pigmento la cual se perdió con el paso del tiempo debido a que se transmitía por medio de la tradición oral. Pero el secreto del origen del amarillo indio no era particular en Europa, incluso en India el origen del pigmento es incierto, la tradición dice que fue traído vía Persia alrededor del siglo XV donde se empieza a utilizar sobre todo en las miniaturas de los libros ilustrados, pero no es hasta el periodo Mughal entre los siglos XVI y XIX que el pigmento tiene una mayor distribución sobre todo para plasmar los ropajes de la nobleza en grandes pinturas, además de que se comercializa también en Europa.




Una vaca y hojas de mango


Cuando Dewhurst escribió en su diario sobre el amarillo indio, mencionando que “era un vegetal más fugitivo que los minerales…” no se imaginaba que incitaría a la curiosidad de la búsqueda del origen del pigmento y lo no tan equivocado que estaba respecto a su origen. En 1883 T. N Mukharji, un empleado del gobierno inglés viajó a una pequeña localidad al norte de Calcuta llamada Mongyhr para realizar una inspección, ahí fue donde se encontró con un pequeño grupo de gwalas o ganaderos que fabricaban el misterioso pigmento. Mukharji parecía dar fin al misterio alrededor del pigmento al reportar que este era fabricado de la orina deshidratada de vacas alimentadas con hojas de mango. Pero, como ya mencionamos antes, la receta original está perdida, en 2004 se trató de reconstruir el reporte realizado por Mukharji, a través de un viaje por las mismas zonas que él visito, pero fue imposible recolectar siquiera algún testimonio oral respecto a este pigmento, es como si hubiera desaparecido de la faz de la tierra y con él el procedimiento para elaborarlo.



El pigmento recibía varios nombres, entre ellos: purèe, purée, piori, gogoli, gaugil, monghyr puri, entre otros, que se reducen a “esencia de vaca o tierra de vaca” y el aroma particular de este pigmento no deja mentir, es un reducido de orina de vaca (o de camello en algunos casos) que ha sido alimentada solamente con hojas de mango y agua. Durante algún tiempo permaneció la duda si realmente se trataba de la orina o si era el excremento de la vaca ya que el pigmento bruto consistía en unas bolas verdes de apariencia terrosa que al partirlas a la mitad dejaban ver el codiciado color amarillo. La otra disyuntiva tenía que ver con el reporte del propio Mukharji, ya que menciona que además del pigmento elaborado por los gwalas existía una “versión mineral” que es la que se comercializaba principalmente en Europa.



En la actualidad está confirmado que el amarillo indio es un polvo reducido de la orina de vaca llamado Euxanato de magnesio, quizá la forma básica de elaboración consistía en recolectar la orina de la vaca y calentarla hasta obtener una pasta que se amoldaba en esferas de pigmento. El gran problema es que la salud de las vacas se ve extremadamente mermada por esta práctica, además de sufrir de deshidratación (necesaria para provocar un color más intenso en la orina y por ende en el pigmento), a veces sufrían de envenenamiento debido a la toxina de las hojas de mango llamada urushoil, además de que a veces las hojas se mezclaban con hiedra venenosa ya que a la planta le gusta crecer cerca de los árboles de mango. Esto provocaba enfermedades renales y muerte prematura en un país donde este animal es venerado como un Dios. La negativa india a la tortura animal, aunada a la ley de protección animal inglesa provocó que su manufactura fuera prohibida a principios del siglo XX, en 1903 comenzó el proceso de prohibición de uso del pigmento y en 1921 finalmente era ya imposible encontrarlo de manera comercial.




Pintores cautivados


Debido a las características antes mencionados muchos pintores fueron cautivados por este color y lo encontramos desde las miniaturas hindús hasta los paisajes de pintores europeos.






En la actualidad el amarillo indio que podemos encontrar en la tienda de arte tiene poco o nada que ver con la explotación vacuna (por suerte). El pigmento actual es un azo-pigmento artificial crado con azo-niquel, amarillo de hansa y naranja de quinacridona tostada. En cuanto a una opción natural para este pigmento se puede reducir a lacas creadas a partir de cúrcuma o de azafrán (que no son resistentes a la luz del sol pero no se lastiman vaquitas para su producción).




Referencias



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